No existe algo así como una guerra nuclear pequeña
Hubo un tiempo en que los llamados por una Europa desnuclearizada resonaban por todo el continente. Comenzó con el Llamado de Estocolmo (1950), que se abría con las contundentes palabras “Exigimos la ilegalización de las armas atómicas como instrumentos de intimidación y asesinato masivo de pueblos”, y se profundizó con el Llamado al Desarme Nuclear Europeo (1980), que lanzaba la escalofriante advertencia “Estamos entrando en la década más peligrosa de la historia de la humanidad”. Alrededor de 274 millones de personas firmaron el Llamado de Estocolmo, incluida —como se dice a menudo— toda la población adulta de la Unión Soviética. Sin embargo, desde el llamamiento europeo de 1980, da la sensación de que cada década ha sido más y más peligrosa que la anterior. “Aún faltan 90 segundos para la medianoche”, escribían en enero los editores del Bulletin of the Atomic Scientists (‘Boletín de los Científicos Atómicos’, los guardianes del Reloj del Día Final). La medianoche es el Armagedón. En 1949, el reloj marcaba las doce menos tres minutos, y en 1980 había retrocedido ligeramente desde el precipicio, hasta las doce menos siete minutos. En 2023, sin embargo, la aguja del reloj se había movido hasta noventa segundos para la medianoche, donde permanece, lo más cerca que hemos estado nunca de la aniquilación total.
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Fuente: TRICONTINENTAL