X como megáfono neorreaccionario
X, ex-Twitter, acumula críticas por su transformación en la máquina de expansión de la ultraderecha internacional. Cada vez más, se discute la deriva de esta red social que se revuelve contra Elon Musk, pero las alternativas siguen siendo minoritarias. Con más de 250 millones de usuarios –entre los cuales hay presidentes, líderes políticos y periodistas– no es fácil, por el momento, encontrar un reemplazo.
«Internet es como el viejo Oeste. Creíamos ser los vaqueros, pero resulta que somos los búfalos». Esta cita que el autor neerlandés Geert Lovink atribuye al antropólogo autodenominado AnthroPunk en su Tristes por diseño1 no parece aplicar a Elon Musk, el Liberty Valance que domina la pradera más influyente de la política internacional, como el bandido de Un tiro en la noche (1962) que asolaba el Lejano Oeste. Musk, el hombre de la fortuna de 221.000 millones de dólares, se ha convertido en una amenaza no únicamente para la izquierda y los movimientos sociales online, sino también para una parte fundamental del establishment. Musk es hoy el abanderado de la nueva extrema derecha, esa que en Estados Unidos se conoce como «Alt-Right», y ha sellado una alianza con Donald Trump, quien se propone regresar a la Casa Blanca.
Medios como Financial Times, The Guardian o El País han criticado duramente en los últimos tiempos al multimillonario dueño de X. Su proclama «es inevitable una guerra civil», a raíz de la oleada de pogromos islamófobos en Reino Unido promovida desde esa red social a comienzos de este mes, es de las que marca una época2. Tampoco ha pasado desapercibida la entrevista-masaje al propio Trump en el antiguo Twitter3, el deepfake de Kamala Harris que difundió saltándose las normas de su propia plataforma4, o los intentos de la extrema derecha global de reproducir las algaradas de la extrema derecha británica en España tomando como pretexto una violación en Magaluf (Mallorca) y un asesinato en Mocejón (Toledo)5.
En otro tiempo mimado y tenido por un empresario innovador y seductor, un Iron Man de la vida real, hoy Musk es visto como alguien más parecido al Doctor Doom y, ya en el plano de lo real, una amenaza para las democracias occidentales, merced a la deriva de X, la red social a la que primero fue adicto y de la que después fue dueño.
Fuente: nuso.org