Ultraderecha colombiana sueña con dar un golpe de Estado pero correlación de fuerzas y contexto internacional no apalancan tan descabellada idea.
«La etapa posterior a las votaciones del 13 de marzo en que se eligieron nuevos parlamentarios y señalaron los candidatos presidenciales (Gustavo Petro, Federico Gutiérrez y Sergio Fajardo) de las tres mayores coaliciones políticas se ha sobrecargado de tensiones y choques políticos entre el bloque popular triunfante, que encarna el Pacto Histórico liderado por el senador Gustavo Petro, y la pieza central de la ultraderecha que reúne al uribismo de todos los pelajes.»
El neto de las votaciones mostró una potente fuerza popular emergente, engarzada a las revueltas sociales de los últimos tres años contra el deslegitimado gobierno del Duque y el sistema neoliberal narco y violento. La presencia del Pacto Histórico con sus líderes Petro y Francia Márquez ha sacudido desde sus bases el régimen de dominación oligárquica dando pie a múltiples procesos en la sociedad que involucran el campo político, el marco electoral, los sentidos comunes, los mercados (educativos, de la salud, del trabajo y los biopolíticos), los sistemas de comunicación, las tendencias de la guerra, las influencias geopolíticas, los liderazgos, las creencias religiosas, las hegemonías y las redes del poder en todos sus ámbitos.
Pues bien, en la noche del 13 despego una ruta de control, veeduría y vigilancia sobre las mesas de votación para observar los denominados preconteos iniciales y el escrutinio con la presencia de 5 mil jueces y otros actores del quehacer electoral. Desde ese momento fueron evidentes las irregularidades, los desfases, las omisiones y las maniobres de una autoridad electoral asociada con el aparato uribista preponderante entre los funcionarios de la Registraduría.
Fuente: Lcdo. Richard Sellán Bajaña.