Pō Atarau: la canción Māori para que los que parten por el mar, resistan y vuelvan enteros

Hay canciones que trascienden su origen y se vuelven universales. El waiata poroporoaki, canto de despedida maorí, acompañaba a quienes partían hacia el mar o destinos inciertos, sin saber si volverían. Durante la Primera Guerra Mundial se convirtió en himno de despedida en Nueva Zelanda, y hasta hoy mantiene su carga de nostalgia, ternura y esperanza. Hoy en día es un canto de despedida y buenos deseos desprovisto de su origen histórico.
Para la Flotilla Global Sumud, cuyo propósito fue/es aliviar la penuria y la devastación, traer paz, el waiata poroporoaki, comparte ese espíritu: pedir que los que cruzan el mar, y en su intención de sanar, reconciliar, aportar y abrir caminos de solidaridad y humanidad, nada malo les suceda y vuelvan.
Cuando este coro juvenil neozelandés canto en una gala en Londres, en 2016, la canción Pō Atarau, la música se combina con gestos, miradas y movimientos que expresan acompañamiento y cuidado. El canto se convierte en un lenguaje completo de despedida, deseando un regreso seguro. La noche, las estrellas y el mar simbolizan tanto la distancia como la posibilidad de unión, acompañando a quienes parten y aguardando su regreso sano y salvo. Viene muy al hilo su fuerza expresiva.
Hoy, esa voz resuena con una actualidad dolorosa. Los barcos de solidaridad y ayuda humanitaria que intentan llegar a Gaza han sido interceptados y sus tripulantes detenidos. Personas solidarias, de diferentes nacionalidades y pasaportes, han sido retenidas e insultadas públicamente por el ministro israelí Itamar Ben-Gvir, conocido por su discurso de odio y por usar su cargo para la humillación de detenidos. En este contexto, no podemos quedarnos en el silencio.
La exigencia es clara: trato igual para todos, sin discriminaciones por fama, nacionalidad ni pasaporte. No basta reclamar por los conocidos o los célebres; hay que reclamar por cada persona retenida injustamente. La dignidad humana no se mide por notoriedad, sino por el hecho de ser humanos.
Así como Pō Atarau desea un regreso seguro para quien parte, hoy pedimos que todos los que están detenidos vuelvan pronto, enteros, sin quebranto de su cuerpo ni de su espíritu. Que la voz de despedida y resistencia de este canto maorí acompañe también a quienes navegan y resisten en nombre de la justicia y la solidaridad.
Coro New Zealand Youth Choir – London 2016 concert! #tewikiotereomāori #māorilanguageweek
Versión poética en español de Pō Atarau,
Cuando el velo de la noche
baje dulce sobre el mar,
escucha mi voz que susurra
que es la hora de partir.
Adiós, viajero del agua,
lleva este canto al viento;
que cruce lejos las olas
y te encuentre al regreso.
[…]
✨Con esta canción como faro, volvemos a recordar: ninguna despedida debería ser definitiva cuando hay Justicia y Humanidad en pie para sostenerla.
En todo el mundo, la gente se organiza para manifestarse pacíficamente y pedir el regreso de los detenidos de la Flotilla Global Sumud. Se les acusa de terrorismo, pero transportaban alimentos, medicinas y ayudas vitales para los más vulnerables: cada objeto era un grito de humanidad.
El ministro israelí Itamar Ben-Gvir los llamó “terroristas”, negando su dignidad y solidaridad. Esta negación de la humanidad del otro perpetúa la violencia y deshumaniza también a quienes la ejercen, aunque lo hagan en nombre de la seguridad.
No basta la indignación internacional: en Israel mismo debe despertar la conciencia de que este camino solo conduce a la deshumanización.
¡Libertad y regreso seguro para los de la Flotilla Sumud!
Que vuelvan sanos y libres, sin importar pasaporte, origen o condición. Que ni el IDF ni los servicios de inteligencia inventen casos o pretextos para retenerlos y enviarlos a esos centros de internamiento tierra adentro que ni siquiera pueden llamarse cárceles, cuyos muros están impregnados de dolor y de una inhumanidad profesionalizada. El IDF, autoproclamado “el ejército más moral del mundo”, ha demostrado al mundo desde 2023 hasta hoy que sus prácticas contradicen esa afirmación.
Pedimos que en Israel quienes reclamen lo mismo, que los que están manifestándose en tantas ciudades del Mundo, se crezcan y expandan su humanidad, hasta que el Estado recupere la que ha negado a otros: la humanidad de los Palestinos. Al mismo tiempo, exijamos que nadie en el resto del mundo utilice la situación de Gaza, ni la valentía de la Global Sumud Flotilla, para reivindicaciones ajenas al propósito humanitario, como ocurre con sectores extremistas, violentos o conservadores, sin importar si se les etiqueta de izquierda o derecha.
Fuente: pressenza.com