Aumenta el número de personas en condición de calle y con problemas de adicción que se refugian en pasos a desnivel, aceras y principales calles de Guayaquil.
Varias prendas de vestir se secaban sobre una cerca colindante a un área de vegetación en la intersección de la avenida de las Américas y la av. Antonio Parra. Aquella vestimenta fue captada por conductores que se movilizaban por esa vía. Justamente, en frente de ese punto, en los bajos del viaducto que conduce a la autopista Narcisa de Jesús, en el norte de Guayaquil, un grupo de personas ha tomado ese lugar como su sitio de estancia.
En ese viaducto se ha vuelto recurrente observar a grupos de personas con sus artículos básicos y entre cartones o carpas improvisar casuchas.
Aquella es una situación que se viene arrastrando desde hace varios años en las calles de Guayaquil, aunque ahora se replica más con grupos familiares en situación de movilidad y personas con trastornos o problemas de adicciones en más pasos a desnivel e incluso vías de alta movilidad.
Esta semana, una familia deambulaba en el centro de Guayaquil y utilizó como espacio de estadía la avenida 9 de Octubre y av. Machala. Ahí, incluso colocaron sus indumentarias en maceteros grandes instalados en la zona. Luego de una denuncia ciudadana, equipos municipales se encargaron del desalojo de esas personas.
“Esto es un reflejo de los problemas sociales”, lamentó Ramiro Ortiz, transeúnte que suele circular por el centro de Guayaquil. En varias vías del casco céntrico se suele también evidenciar hombres o grupos de personas que pernoctan en calles, como en la avenida Quito, Panamá y Córdova.
Belén Morán, conductora y moradora del norte de Guayaquil, cuenta que circula a diario por el viaducto que va de la av. Joaquín Orrantia hacia la av. de las Américas y ahora ve gente descansando a la intemperie en los bajos de ese paso.
A ella le causa tristeza observar ese panorama cada vez que retorna a su hogar, por lo que en una ocasión les entregó una funda con panes a aquellas personas. Asimismo, varias fundaciones y entidades realizan esta tarea de manera periódica en otros sitios de la urbe.
Justamente, en los bajos del viaducto que lleva de la avenida Joaquín Orrantia hacia la av. de las Américas suele evidenciarse la presencia de personas que usan esos espacios como sitio para pasar la noche.
En medio del intenso congestionamiento de la avenida de las Américas, en dirección norte-centro, en las mañanas o noches se ubican una a dos carpas rodeadas de botellas plásticas y otros desechos en ese lugar. En otro segmento de ese mismo viaducto, al circular por la av. Orrantia y girar en U por debajo del paso para volver hacia la av. Juan Tanca Marengo al menos dos personas suelen ubicarse entre cartones y sábanas.
En otras zonas del norte, como la avenida Juan Tanca Marengo, antes de llegar a parque Samanes, también aparecen covachas o colchones deteriorados en medio del parterre central, debajo de arbustos. De igual manera, en la zona de la Alborada, en la avenida Benjamín Carrión y Agustín Freire, en el distribuidor de tránsito de la Juan Tanca Marengo y la vía a Daule, y en el paso a desnivel de la av. 25 de Julio.
Fidel, morador de la etapa 6 de la Alborada, contó que al menos cuatro personas llevan años usando como hogar los bajos del puente de la av. Carrión y a varios se los conoce en la zona por su colaboración para hacer oficios y a otros que incurren en malas prácticas como la sustracción de cables, que incluso se queman en una zona de vegetación aledaña al paso.
En la zona también aprovechan para hacer sus necesidades fisiológicas, lo que genera un ambiente insalubre, contaron vecinos.
Fuente: eluniverso.com