Pugna entre ‘Lagartos’ y ‘Choneros entró a centro de jóvenes infractores.
La primera muerte violenta en estos centros muestra el déficit de guías penitenciarios y la lucha entre bandas protagonistas de las masacres carcelarias.
Era sábado. Antes del mediodía, seis internos del Centro de Adolescentes Infractores (CAI), del Guayas, golpearon al guía penitenciario, le quitaron las llaves y apuñalaron – al menos 17 veces– y degollaron a Carlos V., de 17 años. Él llegó al centro el 8 de abril de 2022 y fue asesinado luego de 24 horas.
Extraoficialmente se ha detallado que Carlos V., era parte de la banda de los ‘Lagartos’ y que quienes lo asesinaron pertenecían a los ‘Choneros’.
Su muerte sería por una pugna entre bandas. “Las mismas que se disputan el control en las cárceles”, dice Jorge Romero, experto en seguridad ciudadana. Además, la manera en que se da la muerte “responde a un claro ajuste de cuentas. Y las decapitaciones son uno de los mecanismos de las bandas cuyas ‘escuelas’ y financistas son cárteles mexicanos. Todos conocemos a quiénes responden los ‘Choneros‘, por ejemplo”, señala Romero.
Trabajo de inteligencia
Al ser consultada sobre qué bandas tienen presencia en los CAI, Euriza Rivera, directora de medidas socioeducativas del SNAI, dice que no pueden dar detalles. “Tenemos la información, al igual que ustedes, un comentario que ha llegado de que pertenece (joven asesinado) a determinada banda”.
Rivera agrega que tampoco puede precisar si se ha identificado líderes de las bandas que se disputan el control de estos centros, pero admite que los jóvenes, cuando entran a los CAI, informan si pertenecen a una banda o pandilla. Al no tener a estos grupos identificados, la Directora hace hincapié en que los grupos de inteligencia policial están trabajando en eso.
Drones llevan armas
Cada 15 días se realizan requisas en estos centros. Las armas blancas son las que más se encuentran. Rivera detalla que no hay problemas en los filtros de ingreso, sino que las armas se proveen desde el aire, es decir, por drones, pese a que las autoridades dicen que tienen inhibidores.
Pero el ingreso de armas no es el único problema. También hay un déficit de guías penitenciarios. Por ejemplo, en el CAI del Guayas hay dos guías penitenciarios (dos para la mañana y otros dos para la noche).
Rivera dice que están estableciendo que por cada 15 adolescentes haya un agente, pero este parámetro se incumple. Desde el SNAI reconocen que se presta agentes de los CAI para las cárceles.
Rivera no detalla cuántos guías están en los 11 CAI del país, pero espera que la convocatoria para sumar 1.400 miembros sirva para aumentar el personal en esos centros.
John Román, coordinador del CAI de Guayaquil, dice que en los exteriores cuentan con la presencia de seis agentes policiales y miembros del SNAI.
Niños sin rehabilitación
En Ecuador hay 489 jóvenes infractores con medidas privativas. Ellos se encuentran internados en los 11 centros que existen a escala nacional. En estos espacios se imparten medidas socio-educativas para que, una vez cumplida su sentencia, los jóvenes logren reintegrarse a la sociedad.
La violación y expendio de drogas son las principales causas por las que un menor es sentenciado, hasta con ocho años de privación de libertad.
Rivera dice que trabajan en cinco ejes para la rehabilitación de los jóvenes infractores: autonomía, educación, salud integral, ocupacional-laboral y vínculos familiares.
“Como Dirección, tenemos una política para evitar el ocio en ellos. A veces, los involucramos y ellos, en un momento determinado, no quieren participar. Para nosotros como SNAI, recuperar uno o dos jóvenes, es muy importante”, señala Rivera, quien no tiene un porcentaje de los jóvenes infractores que vuelven a delinquir tras salir de estos centros.
La debilidad del sistema de rehabilitación para adolescentes y jóvenes quedó revelada durante el reconocimiento de cuerpos, de una de las principales matanzas de las cárceles del país, la del 23 de febrero de 2022.
De los 119 muertos que dejó la masacre de la penitenciaría del Litoral, el 33% eran menores de 25 años y -en promedio- sus primeras detenciones fueron a los 11 años. La mayoría ligados a delitos asociados al microtráfico de drogas.
Mientras que desde los 15 años ya se los vinculó con delitos de asesinato.
Estos datos son una radiografía, no solo de que el sistema de rehabilitación social no da resultados, “sino de que no hay un seguimiento integral, para los menores cuando cometen sus primeros delitos”, dice la socióloga Marcia Donoso.
Fuente: lahora.com.ec