[Chile] Crítica de artes escénicas: «El niño de los fósiles»

Llegar a un espacio calentito, acogedor, amoroso, en un día de invierno, es un regalo. Así nos recibió la Compañía Teatro Marote. Niñas y niños podían ir a tocar lo que había en el escenario, acompañados con mucho cariño por el elenco. Una suave música era la guardiana del momento, el tiempo tomaba su versión de calma para prepararnos para el encuentro con la obra.
Después de asegurarse de que todos estuviéramos cómodos, empezó la función, una narradora que a su vez fue una de las protagonistas de la historia, nos fue relatando, adelantando, acompañando en la aventura.
Gabriel, es un niño que tiene un talento maravilloso, desde su interés por los fósiles, logra encontrar verdaderos tesoros, pero su intencionalidad es tan profunda, que deja de lado otros quehaceres propios de la vida de un escolar y se frustra cuando no es comprendido por los adultos, que degradan su pasión. Ana, su mejor amiga y la que nos guía en el viaje, logra idear un plan que hará que todos nos involucremos en apoyarlo, para que lleve adelante su misión.
Un bello mensaje nos hace reconocer que somos todos muy distintos y eso es lo que permite que cada uno pueda hacer sus aportes al mundo, colaborar para que niñas y niños conecten con su vocación, es una tarea que los adultos debemos impulsar.
Con la técnica de muñecos marotes, los personajes nos conmueven, le dan vida a la fantasía con elementos sencillos y cercanos a los espectadores, toda la puesta en escena, desde lo técnico y lo artístico, está pensada para que se viva una experiencia significativa desde la tranquilidad.
Las actuaciones permiten que los muñecos cobren vida, desde la ternura, curiosidad, alegría, pasión y entusiasmo, propia de niñas y niños. La narración es pedagógica, entregando herramientas concretas que ayudan al protagonista, pero también quedan en cada espectador.
El texto está basado en una historia real, Gabriel Carrasco, actualmente es paleontólogo y ha realizado grandes aportes con sus descubrimientos y trabajos académicos.
La obra dura 45 minutos y está recomendada para mayores de 5 años. Además, está diseñada para espectadores neurodivergentes, generando un espacio inclusivo.
Fuente: pressenza.com