China y el poder secreto de sus megaciudades
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“La ciudad no es territorio. Es poder concentrado.”, Ryszard Kapuscinski
China no está ganando el siglo por la fuerza militar ni por el tamaño de su PIB, está ganando porque construyó algo que nadie más se atrevió a construir y es un sistema urbano que no existe en ninguna otra parte del planeta. No es un país con ciudades, es una arquitectura de poder distribuido que opera como una máquina económica, tecnológica y logística a escala continental.
Sus megaciudades no son solo espacios habitables, son infraestructuras de inteligencia colectiva, fábricas de decisión política, gigantes logísticos que mueven capital, talento, ciencia y mercancías en tiempo real. No funcionan como estados subordinados a un centro, funcionan como motores autónomos perfectamente sincronizados entre sí.
Mientras Europa y Estados Unidos aún discuten sobre cómo salvar industrias o reconstruir ferrocarriles del siglo pasado, China ya diseñó la red que define el próximo siglo. El verdadero poder ya no está donde están los gobiernos, está donde laten las ciudades.
El mapa urbano más poderoso del planeta
China concentra 18 megaciudades por sobre los 10 millones de habitantes, más que cualquier país del planeta en la historia moderna.
Las principales superan individualmente a países enteros de Europa y América Latina:
Shanghái — 25 millones de habitantes — PIB urbano sobre US$ 1,2 billones
Beijing — 22 millones — centro político y científico — PIB sobre US$ 1 billón
Shenzhen — 17 millones — capital mundial de hardware — PIB sobre US$ 650.000 millones
Guangzhou — 19 millones — industria automotriz y manufactura — PIB sobre US$ 530.000 millones
Chongqing — 30 millones en área administrativa — eje productivo interior — PIB sobre US$ 500.000 millones
Chengdu — 21 millones — polo tecnológico del oeste — PIB sobre US$ 400.000 millones
Wuhan — 11 millones — biotecnología y óptica — PIB sobre US$ 300.000 millones
Tianjin — 13 millones — industria pesada y puerto — PIB sobre US$ 300.000 millones
Completan el mapa con más de 10 millones: Hangzhou, Xi’an, Zhengzhou, Suzhou, Foshan, Dongguan, Nanjing, Qingdao, Hefei, Changsha (todas entre 10 y 15 millones de habitantes y PIB urbano entre US$ 200.000 y 400.000 millones cada una).
Estas ciudades no compiten. Se coordinan en 5 corredores estratégicos:
Delta del Yangtsé — Shanghái, Hangzhou, Suzhóu, Nanjing, Hefei
Delta del Río Perla — Shenzhen, Guangzhou, Foshan, Dongguan + Hong Kong como extensión real
Jing Jin Ji — Beijing + Tianjin + 130 millones conectados por alta velocidad
Corredor Oeste — Chengdu + Chongqing con proyección directa a Asia Central y Ruta de la Seda
Corredor Central — Wuhan, Xi’an, Zhengzhou, Changsha, Qingdao como enlace productivo y logístico
El PIB combinado de estas megaciudades ya bordea los US$ 14 billones, equivalente a toda la economía de Estados Unidos o de la Unión Europea proyectada a 2030.
No son administradas desde el centro, son un sistema autónomo interconectado por trenes, puertos, universidades y datos.
China no tiene una capital, tiene 18 capitales simultáneas y todas están diseñadas para ganar el siglo.
La escala demográfica como arma económica
China no solo concentra 18 megaciudades con más de 10 millones de habitantes si no que concentra 18 centrales productivas donde cada ciudad mueve entre US$ 200.000 millones y US$ 1,2 billones anuales en actividad económica.
Shanghái sola produce más PIB que Argentina. Shenzhen tiene un PIB urbano mayor que Portugal. Guangzhou equivale a Filipinas. Cada ciudad opera como una economía nacional autónoma.
No es población inmóvil, son ciudades con PIB per cápita urbano que ya supera los US$ 25.000 anuales en Shanghái y Shenzhen, nivel Corea del Sur o Italia, pero con edad media de 34 años, no 46 como Alemania ni 49 como Japón. Eso es poder multiplicado, no estadística.
130 millones de personas viven en el corredor Beijing–Tianjin, el tamaño de toda Alemania, pero produciendo más de US$ 2,5 billones al año, y con redes ferroviarias que permiten trabajar en tres ciudades distintas en un mismo día. Eso no existe en ningún otro país.
Cada año estas megaciudades gradúan más de 8 millones de ingenieros, programadores, matemáticos, científicos y técnicos, con capacidad de industria y despliegue tecnológico masivo inmediato. No es población, es poder aplicado.
China no tiene habitantes y si tiene masa crítica productiva integrada a velocidad industrial, esa es la diferencia.
Fuente: pressenza.com
