Colombia extradita a EEUU al capo de la cocaína Otoniel.
Un cinematográfico operativo de seguridad desplegaron las autoridades en Bogotá para trasladar a Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, desde la instalaciones de la Dijín hasta la base militar de Catam para cumplir su extradición.
Otoniel tenía una cita con agentes de la DEA que había intentado aplazar a como diera lugar. La Dirección de Investigación Criminal (Dijín) había revelado que existían planes sobre una posible fuga del criminal y también una estrategia jurídica que estaba utilizando el capo del narcotráfico para dilatar su entrega a las autoridades norteamericanas.
Tras superar las tramoyas jurídicas de la defensa de Otoniel, el Gobierno obtuvo luz verde para completar el proceso de extradición del mafioso. El operativo de trasladado a Catam se dio con un robusto esquema: más de 400 hombres de distintas fuerzas, cuatro tanquetas de la Policía y el Ejército, hombres armados encima de puentes peatonales vigilando y helicópteros sobrevolando y siguiendo la caravana formaron parte del dispositivo.
La calle 26 se paralizó durante varios minutos, un dispositivo de seguridad de estas magnitudes no se había visto en la historia reciente de la ciudad. Asombrados quedaron quienes lograron ver la fila de motos de la Policía, tanquetas blindadas y hombres armados que fueron ubicados estratégicamente: la idea era evitar cualquier contratiempo y, aunque sonara descabellado, un operativo de rescate por parte del Clan del Golfo para liberar a Otoniel.
Luego de haber logrado destrabar el proceso jurídico, con Otoniel en camino a su nuevo destino, un avión Falcon 2.000 de fabricación francesa lo esperaba en la base antinarcóticos de la Policía. Adentro estaban los agentes de la DEA que lo recibirían de manos de las autoridades colombianas y certificarían la fase final de la extradición del capo de capos.
Esposado de pies y manos, con un casco militar sobre su cabeza y custodiado por hombres de fuerzas especiales, Otoniel descendió de la tanqueta militar en la que era movilizado. Mientras se cumplían los procesos de reseña, cámaras de la Policía que grababan cada paso que daba el capo captaron el momento en que Úsuga lanzó un madrazo antes de ser subido al avión de la DEA y también se le observó llorando.
Lo que sorprendió es que ya estando en el avión norteamericano, el capo de las drogas, sentado en la silla que le habían destinado los agentes norteamericanos, lanzó varias sonrisas como si estuviera desafiando la suerte que le esperaba.
De acuerdo con autoridades colombianas, Otoniel tiene que responder ante las autoridades de Estados Unidos por el envío de al menos 400 toneladas de cocaína a través del Clan del Golfo.
Para poder capturar al capo, las autoridades colombianas diseñaron una operación especial denominada Agamenón. Durante más de seis años esta estrategia, de la cual formaban parte las Fuerzas Militares y la Policía, logró la captura y muerte de personas importantes para la organización narcotraficante que lideraba Otoniel desde el Urabá antioqueño.
Varios cabecillas de la organización fueron detenidos y entregaron información importante; a los fallecidos se les incautó material en computadores que fue esencial para que las autoridades le siguieran los pasos al criminal y sus familiares, algunos de ellos extraditados a Estados Unidos.
Ahora Otoniel se encuentra en un calabozo de las autoridades de Estados Unidos. Allí deberá responder por delitos relacionados con narcotráfico, pues son varios cargos de los cuales deberá defenderse Dairo Antonio Úsuga.
En Colombia las autoridades son conscientes de que con la extradición de Otoniel no se acaba el Clan del Golfo, pues la organización ya tiene herederos, uno de ellos es alias Chiquito Malo, quien se convirtió en el nuevo objetivo de alto valor. (semana.com)
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Fuente: ecuadorenvivo.com