mayo 7, 2024
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Ecuador: país fracturado en mil pedazos.

«Aunque Ecuador es considerado un país de renta media fruto del más que discutible uso predominante del PIB para diagnosticar el desarrollo nacional, en realidad vivimos en un país pobre, semi-estancado desde el año 2015 -momento en que impactó sobre la economía nacional el fin del llamado “boom de los commotidies” o de la “era de la economía fácil”- y en profundo proceso de aun mayor empobrecimiento.»

A punto de cumplirse el primer año de su mandato, cabe recordar que Guillermo Lasso llegó a la poltrona presidencial de Carondelet obteniendo 1.83 millones de votos en la primera vuelta sobre un censo electoral de 13.11 millones de electores, es decir, apenas un 13.96% del electorado lo apoyó en primera instancia recibiendo 1.89 millones de votos menos que en su primera vuelta de las elecciones presidenciales anteriores en 2017.

Así las cosas, podemos afirmar que la victoria de Lasso en segunda vuelta fue un regalo. Se le agasajó con 2.83 millones de votos que no eran suyos fruto de la justificada resistencia de un importante sector de la población ante la posible vuelta al poder de un correísmo carente de autocrítica y la incongruencia ideológica de determinados sectores de la izquierda política, social e intelectual del país que en lugar de negociar condiciones de apoyo crítico con el progresismo auspiciaron la transferencia de sus votos a la opción conservadora bajo un sofístico llamado al voto “nulo ideológico”, haciéndole escasa crítica durante la campaña electoral al hoy presidente banquero. En definitiva, si bien se constata en los hechos aquella cita que decía que “a cada revolución inconclusa le sigue una contra-revolución”, lo sorprendente aquí es ver quienes fueron sus auspiciadores.

Consciente de la compleja situación económica en la que se encuentra el país, Lasso fijó compromisos electorales muy concretos: dinamizar la economía y generar dos millones de empleos incrementado la inversión extranjera, expandiendo el sector agrícola mediante préstamos a bajo interés, aumentando la producción petrolera y ampliando agresivamente la frontera extractiva en general. Lo demás, eso que fue ampliamente halagado por diversos consultores y analistas políticos y que tenía que ver con su “supuesta” adhesión a determinadas causas juveniles y su particular aparición en redes sociales durante la segunda vuelta fueron apenas florituras que hicieron, dentro del ya por sí reduccionista mundo del marketing político, algo más creíble su propuesta electoral.

Aunque Ecuador es considerado un país de renta media fruto del más que discutible uso predominante del PIB para diagnosticar el desarrollo nacional, en realidad vivimos en un país pobre, semi-estancado desde el año 2015 -momento en que impactó sobre la economía nacional el fin del llamado “boom de los commotidies” o de la “era de la economía fácil”- y en profundo proceso de aun mayor empobrecimiento.

Nuestro PIB per cápita en 2021 fue de USD 5.545, lo que hace al Ecuador ocupar el puesto 97 de los 196 países que componen dicho ranking global. Sin embargo, los datos del SRI demuestran que en torno a un 53% de los contribuyentes ecuatorianos percibe menos de USD 499 mensuales y otro 9% más estaría por debajo de los USD 600. Así las cosas, la pérdida de empleo en el presente año continúa afectando en mayor medida a los hogares medios y populares con menores de edad (52%), por encima del promedio nacional (43%), lo cual genera un rebote de la economía -hablemos claro, recuperación económica nunca hubo- muy lento y desigual tras el impacto económico de la pandemia que agravó aún más la crisis.

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Fuente: Lcdo. Richard Sellán Bajaña.