noviembre 8, 2025
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EE.UU, entre la ira y el desencanto. El regreso de Trump y la fractura americana

“Las cifras no mienten, Las ciudades hablaron y el mensaje fue claro. No quieren más miedo disfrazado de grandeza”

EL PAÍS QUE YA NO CREE

Un año después del regreso de Trump, Estados Unidos votó de nuevo. No en encuestas, sino (real) en las urnas. El resultado fue una señal dura y visible. Los demócratas ganaron 24 gobernaciones y 39 de las 50 principales alcaldías, incluida la de Nueva York, donde Zohran Mamdani asumió con un discurso opuesto al del presidente.

En New Jersey, Mikie Sherrill arrasó con el 58% de los votos, y en Virginia, Abigail Spanberger se impuso con el 61%, consolidando un mapa político que ya no le pertenece a la Casa Blanca.

Mas del 55% del electorado nacional desaprueba la gestión presidencial, mientras solo un 42% mantiene apoyo. La economía crece menos del 2% anual, la inflación acumulada supera el 6% y los índices de confianza institucional caen a mínimos históricos.

El mapa electoral mostró una nación fracturada que ya no confía en su conducción. No es rebelión, es retiro de legitimidad. Trump sigue en el poder, pero gobierna sin el pueblo.

  1. EL MAPA DE LAS CIUDADES OPUESTAS A TRUMP

Las grandes urbes de Estados Unidos votaron contra el miedo. En las elecciones de 2025 los demócratas consolidaron 24 gobernaciones y retuvieron la administración de las 39 principales ciudades, donde vive más del 65 % de la población y se genera cerca del 70% del PIB nacional.

Los republicanos se aferraron a territorios rurales y zonas empobrecidas del sur y del medio oeste, donde el discurso identitario aún sobrevive al fracaso económico. En las 30 ciudades más pobladas, 27 alcaldes son demócratas, un récord que evidencia la fractura entre la América urbana y la América profunda. Trump conserva el poder presidencial, pero perdió el país productivo, innovador y culturalmente activo.

Las ciudades votaron por salud pública, educación, vivienda y clima, no por consignas ni banderas. Cada voto azul fue una respuesta a la inflación del 6,3%, al aumento del desempleo juvenil que supera el 10% y a la sensación de agotamiento político.

El voto urbano se transformó en una forma de resistencia civil frente a la violencia retórica y el retroceso institucional. En Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Boston y Seattle el mensaje fue idéntico: la gente ya no cree en el grito, exige gestión. El nuevo mapa político no nació de la militancia, sino del cansancio.

  1. LA FRACTURA TERRITORIAL

Estados Unidos ya no es un solo país. Es un territorio partido entre la América que crea futuro y la que teme perderlo. Los republicanos retienen el control de 26 estados, casi todos con economías dependientes del petróleo, la agricultura o la manufactura pesada. Texas, Florida, Alabama y Tennessee concentran los mayores índices de desigualdad salarial y los menores presupuestos educativos por habitante, con medias inferiores a USD 10.000 anuales frente a los USD 18.000 en estados gobernados por demócratas.

En el otro extremo, la franja del Pacífico y el noreste concentra el 60 % de las patentes tecnológicas, el 75% de la inversión extranjera directa y las universidades que lideran innovación y biotecnología. La fractura ya no es ideológica, es estructural. Donde hay inversión y diversidad el voto se vuelve azul, donde hay abandono y fe como única promesa el voto se vuelve rojo.

La exclusión económica se convirtió en el combustible político del trumpismo ya que, millones de trabajadores sin redes sociales, sin cobertura médica y sin futuro tecnológico encuentran refugio en el discurso de la rabia.

En contraste, las grandes urbes se reorganizan con políticas de migración, energía limpia y ciencia aplicada. Dos países coexisten dentro del mismo mapa y ya casi no se escuchan. Uno mira al pasado industrial y al orgullo nacional, el otro construye el siglo XXI a pesar del ruido.

  1. CIFRAS DURAS DEL RECHAZO

A un año de mandato, los números hablan más que los discursos. El 55% del electorado desaprueba la gestión presidencial y solo un 42% la respalda de manera activa. La economía se desacelera con un crecimiento proyectado de 1,8 % para 2025, el más bajo en seis años.

El desempleo nacional ronda el 4,2%, pero supera el 9 % entre jóvenes menores de 25 años y alcanza el 11% en comunidades afroamericanas y latinas. La inflación acumulada del año llegó a 6,3%, afectando sobre todo a alimentos y vivienda, cuyos precios aumentaron más de 15% en zonas suburbanas.

La confianza en el Congreso cayó 12 puntos, y en la Corte Suprema 10 puntos, reflejando un deterioro institucional inédito desde 2008. En los suburbios, donde históricamente se decide la presidencia, el 61% votó por candidatos demócratas, un cambio de tendencia que transforma la geografía electoral.

El índice de aprobación internacional de EE. UU. también cayó 17% respecto al inicio del gobierno, debilitando su influencia diplomática y comercial. La derrota política es formal y moral.

El poder sigue en la Casa Blanca, pero la autoridad simbólica se desvaneció y significa que el país sigue en marcha, pero sin rumbo ni liderazgo. A un año de gobierno, Trump avanza como una máquina vieja encendida, mucho ruido, poco impulso y un poder que ya no alumbra, solo gasta.

  1. EL SÍMBOLO MAMDANI

Zohran Mamdani ganó la alcaldía de Nueva York con el 57% de los votos, desplazando a los republicanos en la ciudad más poblada y mediática del país. Hijo de inmigrantes ugandeses e indios, de apenas 33 años, levantó un programa basado en transporte público gratuito, energía limpia y justicia habitacional. Su elección marca una ruptura generacional y cultural.

Representa a los más de 45 millones de estadounidenses nacidos fuera del país y a una generación que ya no cree en la retórica del miedo ni en la política de la exclusión. En Nueva York, donde se concentra el 8% del PIB nacional y residen de 9 millones de trabajadores, su victoria simboliza una rebelión civil contra la intolerancia.

Mamdani no solo derrotó a los republicanos, sino la idea de que la seguridad puede construirse a costa de la diversidad. Su gestión se proyecta como modelo para urbes que buscan equilibrio entre justicia social y desarrollo tecnológico.

Mientras Trump centraliza poder y discurso, las ciudades se emanciparon del relato federal. Desde Nueva York, Boston, Chicago y Los Ángeles emerge un nuevo eje político que ya supera al Partido Demócrata tradicional, puesto que es urbano, educado, plural y global.

El triunfo de Mamdani no es solo local, es la señal de que la democracia estadounidense sobrevivirá desde abajo, no desde la presidencia.

  1. LOS DEMÓCRATAS RESISTEN DESDE ABAJO

En 2025 los demócratas gobiernan 24 estados, donde habita el 62 % de la población y se genera más del 70% de la economía nacional. No tienen la Casa Blanca, pero controlan la agenda real del país. En estos territorios se definen los presupuestos de salud, educación, vivienda y energía que impactan a más de 210 millones de ciudadanos.

En Nueva Jersey, la gobernadora Mikie Sherrill destina USD 1.800 millones a una reforma policial basada en seguridad comunitaria y transparencia pública. En Virginia, Abigail Spanberger firmó acuerdos con 16 universidades y 120 empresas tecnológicas para crear un corredor de innovación que ya genera 50 000 empleos directos.

En Michigan, Gretchen Whitmer anunció USD 3.200 millones en inversión para movilidad eléctrica, mientras California impulsa la conversión energética más ambiciosa del país con un presupuesto verde de USD 54 000 millones.

Los gobiernos demócratas locales avanzan donde Washington se paraliza. Su estrategia es pragmática y social, y es reconstruir desde el territorio lo que la política nacional divide. La resistencia no es ideológica, es operativa.

Mientras el gobierno federal se enreda en juicios y confrontaciones, los estados y ciudades demócratas administran la normalidad de un país que quiere seguir funcionando. Cada reforma local se convierte en una respuesta directa al vacío de liderazgo nacional.

LA DEMOCRACIA DESDE ABAJO

Estados Unidos no castigó a Trump con un golpe directo, lo hizo con una erosión paciente.

  • Le quitó la calle, los jóvenes, los profesionales y los votantes urbanos.
  • Le dejó el poder formal, pero no el poder moral.
  • El país habló sin gritar y votó con claridad.
  • Las urnas marcaron una frontera entre el pasado y el futuro.

El presidente conserva el cargo, pero perdió la confianza, la legitimidad y el alma política de su nación.

El mensaje fue tan claro como implacable y es que el miedo ya no gobierna.

Mientras la Casa Blanca se atrinchera en el discurso del enemigo, las ciudades reconstruyen desde la diversidad y la ciencia.

  • Allí donde el gobierno divide, los municipios integran.
  • Allí donde el poder envejece, la democracia renace.
  • No hay maquillaje que tape la vejez de un liderazgo viejo y agotado.

El futuro no se grita, se gobierna…

BIBLIOGRAFÍA

  • Associated Press, U.S. 2025 Gubernatorial Elections Overview, noviembre 2025.
  • The Guardian, Zohran Mamdani Elected Mayor of New York City, 5 noviembre 2025.
  • The Washington Post / ABC Ipsos Poll, Trump Job Approval One Year After Inauguration, 2 noviembre 2025.
  • Vox, Democrats Take Virginia and New Jersey Governorships, 4 noviembre 2025.
  • Bloomberg Economics, U.S. Growth Outlook and Inflation Trends 2025, octubre 2025.
  • S. Bureau of Labor Statistics, Employment Situation Summary, septiembre 2025.
  • Pew Research Center, Public Trust in Government 2025, octubre 2025.
  • Brookings Institution, Urban Power and Economic Geography in the United States, 2025.
  • Fuente: pressenza.com