julio 31, 2025
Portada » Blog » EE.UU., UE y China: una nueva ecuación global

EE.UU., UE y China: una nueva ecuación global

¿Estamos viendo la situación con claridad? En los últimos días, Estados Unidos, la Unión Europea y China han firmado una serie de acuerdos e impuesto nuevos aranceles. Mientras los analistas se apresuran a determinar quiénes son los ganadores y los perdedores, corremos el riesgo de perder de vista el panorama más amplio.

En primer lugar, reconozcamos un hecho crucial: estos acuerdos se lograron sin el uso de la fuerza. En una época en la que el conflicto se utiliza a menudo como palanca, el hecho de que estas potencias mundiales hayan llegado a acuerdos mediante la negociación, y no la guerra, es significativo. En conjunto, Estados Unidos, la Unión Europea y China representan aproximadamente la mitad de la economía mundial. Todos los demás, directa o indirectamente, dependen de su cooperación para que el motor mundial siga funcionando.

En segundo lugar, aunque estos bloques difieren profundamente en su historia, cultura y política, operan dentro de un único sistema económico. Estados Unidos, con su infraestructura financiera y empresarial dominante, ha configurado durante mucho tiempo la narrativa económica mundial. La Unión Europea evolucionó a partir de la Comunidad Económica Europea de 1957, que buscaba crear un mercado común mediante la eliminación de las barreras comerciales internas. La entrada de China en la Organización Mundial del Comercio en 2001 supuso un gran paso hacia la integración mundial.

En los últimos 20 años, las transformaciones han sido enormes. El auge económico de China se vio impulsado en gran medida por la inversión empresarial estadounidense: solo Apple invirtió probablemente más de 600 000 millones de dólares entre 2005 y 2025. Si multiplicamos esa cifra por miles de empresas, empezamos a comprender la magnitud de la interdependencia. Hoy en día, China está replicando un modelo similar impulsado por la inversión en África y Sudamérica, mientras que Europa parece estar perdiendo influencia en el Sur Global.

No podemos juzgar estos acontecimientos como una instantánea, tenemos que ver la película completa. No se trata de acontecimientos aislados, sino de parte de un proceso de transformación monumental que está sentando las bases para una nueva era global. El mundo está más interconectado que nunca.

El viejo modelo de bombardear o intimidar para alcanzar el dominio ha llegado claramente a un callejón sin salida. Nuestra supervivencia no depende del dominio o la nostalgia, sino de la capacidad de negociar, adaptarnos y evolucionar.
Personalmente, no me importa si Europa cedió más que Estados Unidos o si China jugó sus cartas con más habilidad. Lo que importa es si el sistema en sí mismo funciona, si nos permite avanzar en lugar de quedarnos paralizados por el miedo o aferrarnos a la rigidez ideológica. El ritmo del cambio se está acelerando y la adaptación no es opcional. Lo que importa ahora es la funcionalidad: ¿funciona? Y si no es así, ¿qué podemos hacer para que funcione?

Esa pregunta va más allá de la geopolítica. Se aplica a nuestra vida cotidiana: ¿Son saludables tus relaciones? ¿Tu lugar de trabajo está creciendo o se encuentra estancado? ¿Son resilientes tus comunidades? Todo es energía, y la energía necesita circular. Cuando se bloquea, los sistemas se deterioran. Las personas se aíslan, las sociedades se vuelven inestables y estallan los conflictos. Sin embargo, un exceso de energía no regulada, sin coherencia ni propósito, provoca inundaciones, cortocircuitos y caos.

Fuente: pressenza.com