Es hora de despertarse
Importunar a los adultos de una sociedad abierta, compleja, libre y sin jerarquías fuertes es muy difícil. Cualquiera saca de quicio a un padre facha, pero hay que ser muy creativo para buscarle las cosquillas a un padre bonachón que presume de poliamoroso.
La tercera ley de la ciencia retórica dice que cualquier conversación entre amigos adultos en bañador un domingo de piscina deriva siempre, a partir de la cuarta cerveza, en una diatriba sobre la decadencia del mundo y la corrupción de la juventud. Todo ha ido indudablemente a peor, sobre todo los jóvenes y los niños, y cada contertulio tiene ejemplos sobrados que lo demuestran. Un buen amigo mío, metido en la calentura de la discusión, recordó algo que sucedió sobre la misma hierba que nos servía de escenario. Se encontraba durmiendo una siesta veraniega —una de esas obras de arte de la pereza que glosó mi querido Miguel Ángel Hernández en El don de la siesta— cuando a unos críos que jugaban al fútbol se les escapó la pelota, que fue a golpearle. Mi amigo se levantó furioso e imprecó a los niños, pero estos, lejos de sentirse intimidados o avergonzados, se rieron, y uno de ellos le replicó: «¡Es hora de despertarse!»…https://ethic.es/2024/08/es-hora-de-despertarse/
Fuente: ethic.es