Europa debe dejar de tener un doble rasero en la exportación de pesticidas tóxicos

En la Unión Europea se producen para su exportación pesticidas peligrosos que están prohibidos dentro del territorio comunitario. Hay que terminar con esta lacra para favorecer los derechos humanos, laborales y de la infancia.
Por Marcos A. Orellana¹ y Olivier De Schutter²
Cada año, decenas de miles de toneladas de pesticidas altamente peligrosos prohibidos en la Unión Europea se producen para su exportación. Esta terrible situación de doble rasero es una forma de explotación en la agricultura del Sur global. Mientras los trabajadores y sus familias sufren, los productores de pesticidas obtienen beneficios.
En 2020, la Comisión Europea presentó una estrategia química en la que se comprometía a poner fin a esta práctica abominable. Sin embargo, aún no ha propuesto legislación para cumplir su promesa.
El reconocimiento de que el cuerpo humano es el mismo para todas las personas, independientemente de su lugar de residencia o color de piel, debe llevar a una prohibición efectiva de la exportación de pesticidas prohibidos.
El imperativo moral para prohibir la exportación de pesticidas prohibidos es claro. Europa exporta pesticidas prohibidos que causan daños graves a las personas y a las comunidades de los países en desarrollo. La exposición a pesticidas peligrosos provoca varios tipos de cáncer, infertilidad, diabetes, enfermedades neurológicas como el Parkinson, el Alzheimer y trastornos de los sistemas endocrino e inmunológico, entre otros daños. Afecta a adultos, pero también a recién nacidos, causando defectos y malformaciones congénitas, así como deficiencias en el desarrollo neurológico, incluida una reducción del coeficiente intelectual.
Las personas tienen derecho a la salud y a vivir con dignidad. La práctica europea de exportar pesticidas prohibidos es una violación flagrante de estos derechos fundamentales.
Argumentos por la eliminación
Ciertos actores de la industria han argumentado, en ocasiones, que, si los trabajadores utilizaran equipos de protección individual, los pesticidas prohibidos podrían utilizarse de forma segura. Esto ignora que, la mayoría de las veces, ese equipo no está disponible ni es accesible, especialmente para los trabajadores que viven en situación de pobreza, y que las altas temperaturas en el campo a menudo hacen imposible su uso. Este argumento también traslada la responsabilidad al eslabón más débil de la cadena de producción agrícola. E ignora los impactos en el ecosistema, especialmente en los insectos polinizadores y en la pérdida de biodiversidad.
Fuente: pressenza.com