Gaza. El genocidio como colonialismo del siglo XXI

“Algunas tierras se roban por petróleo. Otras por oro. A Gaza la están matando por existir.”
Abran los ojos, Gaza no es una guerra
Esto no es una guerra. No hay dos ejércitos. No hay campo de batalla. Hay aviones. Y hay niños. Gaza no es un frente. Es un encierro. Una jaula. Una celda sin techo, sin agua, sin salida. Y desde el cielo caen bombas como si fueran argumentos. Desde los tanques se disparan misiles como si fueran derecho. Y desde los gobiernos se levanta un silencio que parece neutro, pero huele a pólvora.
Dicen que es un conflicto. Pero un conflicto no arrasa hospitales. Un conflicto no deja sin brazos a bebés recién nacidos. Un conflicto no entierra 55.000 cuerpos en dos meses. Eso no es un conflicto. Eso tiene otro nombre. Y todos lo sabemos.
Gaza no es el campo de batalla del siglo XXI. Es el espejo. Es la prueba final de cuán lejos puede llegar el colonialismo cuando se disfraza de defensa. Es la excusa de la “seguridad” usada para legitimar el exterminio. Es la perversión de la historia, porque el pueblo que fue perseguido en Europa, persigue hoy a otro hasta borrarlo.
¿Y el mundo? Calla. Calla porque Israel factura. Calla porque Estados Unidos manda. Calla porque Europa no quiere problemas. Y cuando las grandes potencias callan, los pueblos mueren solos. Como Gaza.
El colonialismo no murió, cambió de uniforme
Nos enseñaron que el colonialismo había terminado. Que ya no existían imperios. Que las banderas extranjeras se habían ido. Nos mintieron. El colonialismo no murió. Se actualizó.
Cambió los barcos por drones, las cadenas por bloqueos, los virreyes por embajadores. Hoy no necesita plantar una bandera, le basta con instalar una base militar. No necesita esclavos, con clientes basta. No necesita conquistar, basta con financiar.
Y si alguna nación se atreve a resistir, entonces comienza el relato. “Son terroristas”. “Son inestables” “ Son un peligro para la paz”. La misma voz que usaron en Argelia, en Vietnam, en El Salvador, en Irak… Ahora la repiten para Gaza. Con la voz pausada de CNN, con la complicidad editorial de diarios que lloran por Ucrania pero bostezan por Palestina.
Israel no coloniza con discursos religiosos. Coloniza con check-points, con apagones eléctricos, con vallas electrónicas, con hambre. Y cuando eso no basta, bombardea. Ese es su modelo de ocupación. Su manual de “seguridad nacional”.
¿Y qué dice la ONU? Lo de siempre: “llamamos al cese de hostilidades”. ¿Y qué hace Europa? Se declara “preocupada”. ¿Y qué hace Estados Unidos? Aprieta el botón para enviar más municiones. No hay nada más colonial que el silencio cuando el ocupante tiene aliados.
Gaza, el laboratorio del colonialismo tecnológico
Gaza no es solo una tragedia. Es un experimento.Un ensayo general para la guerra del futuro. Una prueba piloto donde se combinan drones de última generación, inteligencia artificial y reconocimiento facial sobre una población sin refugio, sin derechos, sin salida. Cada bombardeo es una “muestra de eficacia”. Cada muerte civil, un “daño colateral calculado”. Cada escuela destruida, una oportunidad para vender más armas. Porque Gaza no es solo Gaza. Gaza es la vitrina. El show-room de la industria militar israelí.
Fuente: pressenza.com