Irán desmantela presunto taller de drones del Mossad en Isfahán

Isfahán, centro de Irán. En la madrugada del lunes 16 de junio, la policía iraní informó haber descubierto un taller clandestino para la fabricación de drones y avionetas en la ciudad de Rey, provincia de Teherán, aunque algunos reportes mencionan Isfahán. Según las autoridades, cuatro personas fueron arrestadas, quienes estarían vinculadas al servicio de inteligencia israelí Mossad. Durante el operativo se incautaron drones, piezas, explosivos y equipos electrónicos.
Según el comunicado oficial, el hallazgo apunta a la existencia de una infraestructura encubierta de inteligencia israelí en territorio iraní, presuntamente dedicada a planificar actos de sabotaje mediante el uso de drones, en el marco de la reciente ofensiva regional conocida como “Promesa Verdadera III”.
Verificación y contexto
Medios iraníes como Fars News, la agencia estatal IRNA, y reportes de Anadolu confirman que la operación fue ejecutada en una instalación de tres pisos, donde se encontró una gran cantidad de componentes destinados a UAV (vehículos aéreos no tripulados) de uso dual. Los detenidos no han sido identificados públicamente, y hasta el momento Israel no ha emitido ninguna declaración oficial que confirme o desmienta la acusación.
En paralelo, fuentes abiertas occidentales ya habían advertido en semanas anteriores sobre el uso creciente de drones explosivos lanzados desde dentro de Irán. Algunos informes señalaban posibles bases logísticas encubiertas que habrían sido utilizadas en operaciones de sabotaje contra infraestructuras estratégicas del país.
En suma, este operativo revela una escalada en las operaciones encubiertas, donde las redes clandestinas de drones y agentes puntuales cobran relevancia en el conflicto. La incautación de presuntos talleres y la detención de cuatro personas suponen una victoria simbólica para Irán y reafirman la estrategia israelí de ataque dual: en el aire y en la sombra. La guerra no se limita a los misiles: también se juega en laboratorios ocultos e instalaciones improvisadas, donde la información y el sabotaje se cruzan con igual intensidad.
Desde la perspectiva del derecho internacional, si se confirma que el Estado de Israel mantiene operaciones clandestinas con fines militares en territorio soberano iraní, estaría incurriendo en al menos dos violaciones graves:
Violación de la soberanía estatal (Artículo 2.4 de la Carta de la ONU), que prohíbe el uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado.
Crimen de agresión, según el Estatuto de Roma, si las acciones clandestinas se enmarcan en un ataque planificado desde el extranjero con objetivos militares o civiles, incluso sin declaración formal de guerra.
Adicionalmente, si estos drones fueron utilizados —o diseñados para ser utilizados— contra infraestructura civil, el Estado de Israel podría estar vulnerando los principios de distinción y proporcionalidad del derecho internacional humanitario, establecidos en los Convenios de Ginebra y sus protocolos adicionales.
Este tipo de actividades también podrían ser catalogadas como actos de terrorismo de Estado, si su objetivo es inducir desestabilización política o terror entre la población civil. Y en ese sentido, la responsabilidad no recae en actores no estatales, sino en el Estado que los organiza, dirige o respalda directamente.
Este escenario deja abierta una obviedad: Israel evitará por todos los medios admitir estos crímenes y denuncias. Negará oficialmente los hechos, desacreditará las fuentes y alegará motivos de seguridad nacional. Pero las operaciones encubiertas, aunque negadas, dejan huellas. Y en esta etapa del conflicto, esas huellas comienzan a tener el peso de la evidencia.
Fuente: pressenza.com