Las ambiciones de Washington en el Ártico
En sus constantes ambiciones por mantener la hegemonía en un mundo unipolar que tiende a desaparecer, Estados Unidos ha presentado reclamaciones sobre la Plataforma Continental Extendida (ECS) que abarcan un millón de kilómetros cuadrados más allá de las 200 millas de la costa en una maniobra que no cumple con los requisitos establecidos por las leyes internacionales.
El 19 de diciembre de 2023, el Departamento de Estado publicó las coordenadas geográficas que determinan los límites exteriores de las plataformas continentales del país en siete áreas más allá de 370,4 kilómetros de la costa lo que es visto como una anexión contraria al derecho internacional.
De esa forma, y con enorme prepotencia, se quiere adueñar de superficies submarinas a una distancia de más de 200 millas náuticas de sus costas: en el océano Ártico (520 400 km2); el mar de Bering (176 300 km2); el océano Atlántico (239 100 km2), el océano Pacífico (dos zonas: 32 500 km2 y 1 300 km2), y Golfo de México (dos áreas: 11 800 km2 y 6 300 km2). La superficie total de las reclamaciones territoriales es de 987 700 km2.
Estados Unidos justifica sus reclamaciones remitiéndose a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, en cuyo artículo 76 supuestamente se han hecho todos los cálculos. Sin embargo, Washington no ha ratificado este documento. La decisión correspondiente fue tomada por la Casa Blanca de forma unilateral, sin tener en cuenta los intereses de todos los países que se verían afectados. Desde el punto de vista de la Convención, la actuación de los estadounidenses parece jurídicamente injustificada.
Esto es un precedente extraordinariamente grave y esa declaración, de hacerla también otras naciones, crearía un sobreposicionamiento de áreas “exclusivas” cuyos recursos caerían en manos de los más fuertes en recursos económicos y tecnológicos.
Fuente: rebelion.org