Lee Jae Myung se perfila como nuevo presidente de Corea del Sur tras unas elecciones marcadas por la crisis política

El liberal Lee Jae Myung habría resultado vencedor en las elecciones presidenciales celebradas este martes en Corea del Sur, según los sondeos poselectorales difundidos tras el cierre de urnas. De acuerdo con los datos preliminares, el candidato del Partido Demócrata habría obtenido el 51,7% de los votos, superando por más de 12 puntos a su rival conservador Kim Moon Soo, quien alcanzó un 39,3%. Con una participación electoral que superó el 78%, la más alta desde 1997, el país vivió una jornada de fuerte movilización ciudadana.

Aunque los resultados oficiales aún no han sido confirmados por la Comisión Nacional Electoral, el margen es suficiente como para anticipar una victoria clara del abogado de derechos humanos de 60 años, quien ya se había postulado sin éxito en los comicios de 2022. En Corea del Sur, basta una mayoría simple para acceder a la presidencia, cargo que se ejerce por un periodo único de cinco años.

La elección de Lee Jae Myung llega tras una de las campañas más turbulentas de las últimas décadas. El proceso electoral comenzó bajo la sombra de una grave crisis institucional, cuando el entonces presidente Yoon Suk Yeol declaró de forma sorpresiva la ley marcial en diciembre, alegando sin pruebas una supuesta infiltración comunista en la oposición. El Parlamento anuló la medida pocas horas después, pero el daño estaba hecho: se desencadenó una serie de protestas, parálisis política y desconfianza generalizada.

La situación culminó con la destitución de Yoon por parte del Tribunal Constitucional a comienzos de abril. Actualmente, el exmandatario enfrenta cargos por alta traición, y podría ser condenado a cadena perpetua. Su caída arrastró al Partido del Poder Popular (PPP), al que pertenece su sucesor electoral Kim Moon Soo, debilitando gravemente la imagen de la formación conservadora.

Con una propuesta de corte progresista y un discurso enfocado en la justicia social, Lee Jae Myung promete priorizar las energías renovables, el fortalecimiento de los derechos laborales y un acercamiento diplomático tanto a China como a Corea del Norte. Su postura contrasta con la de su oponente, quien defendía una política de línea dura, incluyendo la instalación de armas nucleares tácticas estadounidenses en territorio surcoreano.

Sin embargo, la figura de Lee no está exenta de polémica. Se enfrenta actualmente a varios procesos judiciales por corrupción y violaciones a la ley electoral, aunque estos quedarán en suspenso durante su mandato gracias a la inmunidad presidencial. Para muchos votantes, Lee representaba menos una esperanza que una opción menos perjudicial frente al candidato del oficialismo, marcado por la herencia del expresidente destituido.

Más allá de la crisis política, fueron las preocupaciones económicas las que determinaron el rumbo de las urnas. El elevado coste de vida, la falta de empleo juvenil y el acceso cada vez más difícil a una vivienda digna han deteriorado el tejido social surcoreano, especialmente en las grandes ciudades. Muchos jóvenes siguen viviendo con sus padres ante la imposibilidad de emanciparse, lo que ha generado un descontento palpable.

Estas problemáticas fueron centrales en los programas de ambos candidatos, pero fue Lee quien logró conectar mejor con un electorado fatigado por la inestabilidad institucional y las dificultades del día a día. Su promesa de reformas sociales y económicas, combinada con su experiencia previa como gobernador de Gyeonggi y su historial como abogado defensor de los más desfavorecidos, ha sido suficiente para inclinar la balanza.

Fuente: pressenza.com