Los retos y oportunidades de la educación secundaria en América Latina y el Caribe durante y después de la pandemia
Antes de la pandemia, América Latina ya era considerada una de las regiones más desiguales del mundo en cuanto a ingresos y oportunidades de desarrollo.
Estas desigualdades se vieron evidenciadas e incluso incrementadas por la crisis desatada por el COVID-19 (Elacqua, Marotta y Méndez, 2020). A casi dos años de la pandemia la región enfrenta una crisis educativa. Para frenar la propagación del virus se decretó el cierre masivo de escuelas, lo que transformó al aprendizaje a distancia y en línea en las estrategias educativas más utilizadas por los centros educativos.
Sin embargo, debido a la brecha digital y la desigualdad en los recursos familiares y escolares, los formatos de aprendizaje a distancia no tienen el mismo impacto en toda la población (Ministerio de Educación/Centro de Estudios, 2020). Asimismo, estas estrategias son implementadas de manera desigual y pueden ampliar las brechas educativas (García Jaramillo, 2020).
En América Latina, la expansión de la educación secundaria ha estado acompañada de procesos de segmentación y exclusión social. Históricamente, los sistemas de educación secundaria asumían que las élites no necesitaban adquirir habilidades relacionadas con la producción y distribución de bienes y servicios y que los trabajadores manuales no requerían adquirir conocimientos vinculados con los procesos socioeconómicos y los aspectos culturales de la sociedad (Braslavsky, 2001).
Este sistema de segmentación y exclusión social contribuyó al mantenimiento del estatus quo y limitó las oportunidades de los sectores más vulnerables de la sociedad (IIPE UNESCO, 2019).
Fuente: Richard Sellán Bajaña