«Machismocracia»: la política un territorio aún hostil para las mujeres
La violencia política hacia las mujeres en Ecuador se manifiesta en formas que van de lo sutil a lo grotesco, no conoce límites, se ha convertido en una práctica cotidiana contra todas las mujeres que deciden ejercer públicamente sus derechos civiles y políticos[2], y busca limitar, anular o negar su presencia en esta esfera.
En el país, aún prima la idea de que la política es territorio masculino, y, por tanto, aquellas que ingresen en esta arena deben hacerlo a la sombra de un patriarca, partido político u organización social, o prepararse para asumir las consecuencias de su transgresión. Algunas veces, gozar del amparo patriarcal tampoco es garantía de no ser agredidas, incluso por los propios coidearios[3].
Políticas, activistas, intelectuales, periodistas, usuarias de redes sociales, etc., la mayoría de las mujeres que manifestaron su opinión en un espacio público físico o virtual, sobre un tema coyuntural o cotidiano, han sentido el escarnio público o un aleccionamiento no solicitado, sobre lo que debería hacer, sentir, pensar y decir.
Durante las pasadas elecciones, la exclusión e imposibilidad de participar en igualdad de condiciones del juego político, marcaron la presencia femenina y en la actualidad limitan su participación en el equipo de gobierno.
Fuente: Richard Sellán Bajaña