enero 18, 2025
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Panamá, Groenlandia y la «geopolítica de los accesos» en la nueva era Trump

En noviembre de 2024, en el marco de la Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés), la presidenta de Perú, Dina Boluarte, y el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, inauguraron el megapuerto de Chancay, una inversión de la firma estatal China Ocean Shipping Company, conocida como COSCO, de más de 3.400 millones de dólares. El puerto cuenta con 15 muelles operativos con capacidad de recibir buques Post Panamax -barcos modernos tan colosales que superaban las limitaciones de tamaño del canal de Panamá original- en solo 25 días de navegación desde China. 

La inauguración del puerto generó reacciones en las burocracias de Washington, no tanto en la Secretaria de Comercio o el Departamento del Estado, sino más bien en el Pentágono y en el Consejo de Seguridad Nacional. En tiempos de hipótesis de conflictos entre Estados Unidos y China, la percepción imperante es que la infraestructura física crea oportunidades que los militares chinos pueden explotar ante un eventual conflicto con Occidente, más aún en el contexto de que Beijing, desde el punto de vista militar, está dejando de ser solo un poder continental para pasar a ser un poder naval. 

Como sostiene Saul B. Cohen, la geopolítica surgió como ciencia para determinar el papel fundamental de la geografía en la configuración de la política mundial. Dicha configuración está en plena mutación dado el desplazamiento espacial de los equilibrios de poder desde la segunda década del siglo XXI. Así, en el actual momento de belicosidad entre grandes potencias y de fragmentación geoeconómica, queda cada vez más evidente cómo el comercio internacional, la logística marítima y el poderío militar marítimo están entrelazados: geoeconomía y geopolítica.

«La geopolítica ha regresado»: con ese título, el prestigioso internacionalista Walter Russell Mead escribió un artículo en 2014 en el que alertaba -tras la anexión de Crimea por parte de Rusia- sobre el regreso de una dinámica en la política internacional que parecía haber desaparecido en el orden de la Posguerra Fría. Rusia ocupaba una región clave para el paso entre el mar de Azov y el mar Negro. La realidad, una década después, le dio la razón. La «geopolítica» está en todas partes, en boca de académicos, políticos y empresarios. Hasta organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) incluyen la geopolítica en sus informes y reportes. 

Fuente: nuso.org