Pueblos preexistentes en Argentina: su lucha continua

Desde este espacio de comunicación libre y comprometido, quiero lanzar una denuncia firme, clara y urgente. Porque cuando se vulneran los derechos humanos de un pueblo, todos y todas somos responsables si callamos. Hoy, levanto la voz por los pueblos indígenas de Argentina, con especial énfasis en lo que está ocurriendo en la provincia de Formosa, donde el desprecio, el olvido y la discriminación hacia los pueblos originarios han alcanzado niveles inadmisibles en una nación que se declara democrática y multicultural.
Los pueblos indígenas en Formosa —como los Qom, los Wichí, los Pilagá y otros— viven sometidos a condiciones de vida infrahumanas. No estamos hablando de una opinión, sino de hechos verificables que representan una violación sistemática y estructural de los derechos humanos.
- A estos pueblos se les niega el acceso al agua potable, obligándolos a consumir agua contaminada, muchas veces traída en cisternas desde kilómetros, lo que genera enfermedades evitables.
- Las escuelas están abandonadas, sin materiales, sin profesores suficientes, con estructuras deterioradas que ponen en riesgo la vida y el futuro de sus hijos e hijas.
- No se les escucha cuando denuncian atropellos, usurpación de tierras, abusos o necesidades urgentes. Sus palabras son tratadas como ruido de fondo por funcionarios que deberían estar al servicio del pueblo.
- No tienen acceso a un sistema de salud digno. Muchos niños mueren por enfermedades prevenibles. Las mujeres no reciben atención prenatal. Los ancianos son olvidados. Temen a centros de salud.
- Se les arrebata su territorio ancestral, que está protegido por la Constitución Nacional y por tratados internacionales como el Convenio 169 de la OIT. Sin embargo, los desalojos, el hostigamiento y el despojo siguen ocurriendo con total impunidad.
- No existen asociaciones de abogados que los defiendan gratuitamente ni redes de apoyo institucionales que velen por sus derechos en tribunales o ante organismos internacionales.
- Fuente: pressenza.com