noviembre 23, 2024
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Seis años después del terremoto del 16 de abril en Pedernales y, aún hay familias que esperan un techo propio y títulos de propiedad.

Algunos de los damnificados continúan habitando en estructuras elaboradas con madera y caña.

Pedernales, MANABÍ

Justina Mejía Macías aún no logra disipar de su mente aquella tarde del 16 de abril del 2016 cuando la tierra tembló en Pedernales. Se sacudió tan fuerte la tierra que su casa quedó destruida, al igual que otra de su familia.

Su nombre quedó registrado como uno de los damnificados. Seis años después, aún no logra recuperar todo lo que perdió. “Se nos cayeron dos casas. Se logró la construcción de una (con apoyo estatal); pero, en vista de la necesidad y en el mismo terreno, mis hijas levantaron dos casitas de caña para tener donde vivir”, dice la mujer de 70 años.

En su familia ha quedado la sensación de que la ayuda llegó a medias. Ramón Zambrano, esposo de Justina y enfermo de Parkinson, cree que se pudo haber hecho más por los damnificados. Actualmente viven con el bono de $ 100 que otorga el Estado.

La construcción de viviendas para los damnificados es una de las deudas pendientes en Pedernales, donde hay familias que esperan sus casas en varios sectores, como La Chorrera, Brisas del Pacífico, vía a Cojimíes, María Luisa (etapa 2 y 4) y otros.

Unos han tenido que improvisar estructuras metálicas, de caña y madera para tener un techo provisional.

En la quinta etapa del mismo sector, Brisas del Pacífico, Sixto Ramírez recuerda que aún era adolescente cuando vivió el embate del desastre natural. En 2016, Ramírez tenía 15 años.

“En la casa vivíamos 20 miembros de la familia. En la calle hicimos una ramada de plástico para cubrirnos durante tres meses, y se volvió a construir. Igualmente, mi hermana hizo una casita con cerramiento de caña, techo de plástico, y el piso está en tierra. No se ha tenido ayuda”, afirma el joven.

Miguel Piloso Loor, de 67 años, es otro de los damnificados del terremoto que no recibieron ayuda. Su vivienda y negocio, ubicado en el malecón de Pedernales, se derrumbó. Él señala que no lo quieren ayudar porque el lugar que habita es de riesgo.

“Aquí vivíamos seis personas; ahora vivo en una casita de caña, en un terreno de un familiar que me ha prestado”, recuerda Piloso.

En el sitio Chorrera se construyeron viviendas después del terremoto en el 2016, pero aún faltan en la zona al menos 45 o 50 casas. En Ciudad Jardín, en cambio, están terminadas y falta la legalización de los predios para los beneficiados, dice el alcalde Óscar Arcentales.

En Pedernales se construyeron, además, dos conjuntos habitacionales para 584 familias afectadas por el terremoto.

Pero en este cantón del norte de Manabí aún existe un déficit habitacional. Se estima que se necesitan 1.734 unidades, tanto para los que perdieron casas por el terremoto como para otros que requieren acceso a viviendas, según la información entregada al Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) para el proyecto de donación de un crédito chino para las viviendas.

Al Gobierno nacional corresponde la expropiación como contraparte, afirmó el alcalde. (I)

Fuente: eluniverso.com