junio 16, 2025
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Sobre diplomacia y el riesgo jurídico del precedente, en un intento de aporte a la paz

Tokio habla con Irán y se suma a la preocupación por el peligroso precedente bélico forzado por Israel

Tokio ha elevado su voz en un momento clave. En una conversación sostenida este lunes entre el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, y su homólogo japonés, el gobierno nipón expresó oficialmente su profunda preocupación por el deterioro de la situación en Asia Occidental tras los recientes ataques israelíes contra Irán. Araghchi denunció que la agresión israelí —llevada a cabo contra instalaciones nucleares y zonas residenciales— constituye una violación flagrante del derecho internacional, una afrenta directa a la soberanía e integridad territorial de la República Islámica. Añadió que esta ofensiva ocurrió apenas dos días antes del inicio de la sexta ronda de negociaciones nucleares en Mascate, hecho que, según Irán, demuestra un intento deliberado de sabotear los esfuerzos diplomáticos en curso. En respuesta, Teherán sostiene que sus acciones militares han sido un acto legítimo de defensa propia, conforme a la legalidad internacional vigente.

Por su parte, Japón no sólo reconoció la gravedad del momento, sino que también reiteró su disposición a continuar con los esfuerzos diplomáticos para estabilizar la región y evitar una escalada que podría arrastrar a actores globales a una guerra abierta. Este gesto diplomático se suma a una cadena de contactos internacionales recientes que han buscado establecer un canal directo con Irán. Mandatarios como Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdoğan han llamado a la contención, mientras que diversos representantes europeos —incluyendo diplomáticos de Alemania, Austria y Noruega— han hecho llegar mensajes de preocupación directa por las consecuencias legales, humanitarias y políticas del ataque israelí y la consecuente respuesta proporcional de Irán.

En este contexto, los vínculos diplomáticos mantenidos con el país atacado no solo subrayan la legitimidad que diversos actores otorgan a Irán como interlocutor válido, sino que también visibilizan una preocupación compartida por el riesgo de que el marco jurídico internacional —construido tras décadas de conflictos— quede desarticulado por decisiones unilaterales que contravienen el principio de resolución pacífica de las controversias.

A pesar de las acusaciones lanzadas desde Tel Aviv sobre una supuesta amenaza nuclear iraní, Irán estaba inmerso en un proceso institucionalizado de negociación con garantes internacionales. El ataque a sus instalaciones y zonas pobladas, en este contexto, aparece no sólo como una reacción desproporcionada, sino como un golpe directo a los intentos multilaterales por encauzar los desacuerdos mediante el diálogo. No se trataba de una nación en rebeldía, sino de un Estado que, con todos los matices posibles, estaba participando activamente en un procedimiento de mediación diplomática para abordar sus aspiraciones nucleares dentro del marco legal.

En los últimos días, Irán ha insistido públicamente en que desea que Israel suspenda sus acciones agresivas para poder retomar un diálogo pacífico. Sin embargo, Israel no solo se ha negado a hacerlo, sino que ha intensificado sus ataques y, según fuentes independientes, se han descubierto redes de células del Mossad y del ejército israelí operando militarmente dentro del territorio iraní, incluyendo bases clandestinas de drones que facilitaron estos bombardeos. Esta estrategia ha forzado a Irán a mantener su respuesta militar, argumentando que su resistencia es igual de legítima ante un nivel de agresión que ya es de facto.

Fuente: pressenza.com