Tiempo de Crisis: Urgen mecanismos transparentes de resolución de deuda.
“Los crecientes niveles de deuda pública plantean desafíos importantes en la crisis post-COVID para decisiones de política económica a nivel nacional y para la arquitectura financiera internacional. En relación a los posibles problemas ocasionados por la insostenibilidad financiera, especialmente relacionados a la deuda pública externa, la investigación recientemente publicada por Latindadd y realizada por el economista Oscar Ugarteche, plantea una propuesta a partir de un enfoque institucional para la reestructuración de ésta y la necesidad de un tribunal de arbitraje independiente bajo el auspicio de Naciones Unidas.»
Hoy el mundo atraviesa una crisis múltiple profundizada por la guerra, con efectos desiguales que afectan en mayor medida a los países menos desarrollados y más vulnerables y que, además, enfrentan mayores dificultades en su recuperación. La capacidad de los países más desarrollados, como el G7, para aplicar políticas fiscales y monetarias contra-cíclicas marca la diferencia respecto a las posibilidades del resto del mundo (180 países) que ahondaron sus déficits fiscales y endeudamiento público y privado en un contexto que inicialmente presentaba tasas de interés más bajas que las que se tienen actualmente y que se proyecta continúen aumentando.
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En términos económicos, la crisis no presenta una combinación de subida de tasas de interés con una caída simultánea de los precios de las materias primas, por lo que el problema que se enfrenta es distinto a crisis anteriores. Sin embargo, el aumento de la inflación en el mundo, principalmente en alimentos y energía, y el consecuente incremento de tasas de interés por parte de los bancos centrales, endurece las condiciones financieras para las economías en desarrollo. Esta situación, junto a la débil y lenta recuperación de las economías del Sur, provocan dificultades de liquidez para los países, problemas en las balanzas de pagos y un mayor costo de la deuda.
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Por un lado, los gobiernos deben tener el espacio para reestructurar sus préstamos en circunstancias imprevistas, antes de entrar en insolvencia o en dificultades de pago y así evitar políticas de austeridad y reducciones masivas del gasto público que impiden la atención adecuada de necesidades prioritarias de las poblaciones. Por otro lado, los mecanismos deben actuar con un enfoque de control de daños una vez que el país atraviesa problemas de liquidez y requieren una reestructuración de deuda. Para ello, el documento propone la creación de un Tribunal Internacional de Arbitraje de la Deuda Soberana (TIADS) para evitar, en la medida de lo posible, que se produzcan grandes crisis económicas que perjudiquen a las naciones emergentes. Esta instancia garantizaría la atención de los problemas de deuda de manera oportuna, integral y transparente, con un árbitro independiente y donde participen todos los acreedores en un proceso de renegociación. De esa manera, el beneficiario final de esta relación más justa entre acreedores y deudores será la población, principalmente los grupos más vulnerables, mujeres, niños y niñas, los más pobres.
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Fuente: Lcdo. Richard Sellán Bajaña.