Un movimiento global que nos regala un nuevo imaginario. Diario de a bordo de la Flotilla Global Sumud

Ayer fue un día intenso, porque seguimos trabajando en la puesta a punto de los barcos y en la preparación del material básico: las líneas de seguridad para poder asegurarnos y no caer al mar durante los turnos de noche. También había que limpiar los depósitos de agua y preparar la provisión de a bordo, es decir, la comida que llevaremos durante al menos diez días de navegación. Todas estas cosas se están haciendo en pocos días, pero normalmente requieren mucho más tiempo.
Ayer hubo grandes manifestaciones tanto en Catania como en Ragusa: en Catania se reunieron 15 000 personas. Los militantes con más experiencia con los que hablé me dijeron que hacía tiempo que no se veía una manifestación tan grande y, sobre todo, una manifestación tan concurrida sobre Palestina. Muchos grupos cantaron y hubo conexiones en línea. Entre ellos, Moni Ovadia¹ nos dijo que le hubiera encantado subir a bordo pero que, dada su edad, tuvo que renunciar. De todos modos, pensará en nosotros desde que se levante hasta que se acueste. En una conexión con Génova pudimos sentir la solidaridad de los portuarios. También se anunció que nos acompañarán a Gaza las eurodiputadas Benedetta Scuderi, de Alleanza Verdi Sinistra, y Annalisa Corrado del PD (Partido Democrático), el diputado Arturo Scotto, del PD, y el senador del Movimento Cinque Stelle Marco Croatti.
Giuseppe Conte (Presidente del Movimiento Cinque Stelle) y Elly Schlein (Secretaria del PD) han pedido a la presidenta Meloni que garantice la protección diplomática a los hombres y mujeres de la flotilla, tal y como ha hecho el Gobierno español con los miembros de nacionalidad española.
La sensación que tuve al participar en la manifestación, al hablar con la gente y al leer los periódicos mainstream, que han dedicado un enorme espacio a esta iniciativa, es que ese sentimiento de depresión e indiferentismo, ese reflujo letal que nos ha acompañado desde el final del movimiento No Global hasta la victoria hace tres años del gobierno de derecha, se está desmoronando. Es como si esta iniciativa, quizás un poco espontánea y utópica, hubiera roto la inmovilidad de estos últimos años de guerra y reabierto la posibilidad de un imaginario, lo que en 2001 llamábamos «otro mundo es posible».
Fuente: pressenza.com