noviembre 24, 2024
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Yasser Arafat: “No dejen que caiga de mi mano el ramo de olivo”

» Entre el 5 y el 10 de junio de 1967 tuvo lugar el conflicto bélico conocido como la “Guerra de los Seis Días”. Al finalizar la confrontación con los países árabes, Israel aumentó considerablemente el territorio ocupado. Recobramos el discurso de Yasser Arafat, dirigente histórico de la Organización para la Liberación Palestina (OLP) pronunciado el 13 de noviembre de 1974 en la ONU «
Señor Presidente, le doy las gracias por haber invitado a la OLP a participar en esta sesión plenaria de la Asamblea General de Naciones Unidas. Estoy agradecido a todos los representantes de los Estados de las Naciones Unidas quienes contribuyeron a la decisión de introducir la cuestión de Palestina como un tema separado en la agenda de esta Asamblea. 
Esa decisión hizo posible la resolución de la Asamblea de invitarnos a hablarle sobre la cuestión de Palestina.Esta es una ocasión muy importante. 
La cuestión de Palestina está siendo reexaminada por las Naciones Unidas, y consideramos que ello es una victoria para la Organización mundial, tanto como una victoria para la causa de nuestro pueblo. Se indica de nuevo que las Naciones Unidas de hoy no son las Naciones Unidas del pasado, al igual que el mundo de hoy no es el mundo de ayer. 
Las Naciones Unidas de hoy representan a 138 naciones, cifra que refleja más claramente la voluntad de la comunidad internacional. Así, hoy en día las Naciones Unidas es más capaz de aplicar los principios consagrados en su Carta y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, además de estar más verdaderamente facultada para apoyar las causas de la paz y la justicia.
Nuestros pueblos están empezando a sentir ese cambio. Junto a ellos, los pueblos de Asia, África y América Latina también sienten el cambio. Como resultado, las Naciones Unidas adquiere una mayor estima, tanto en la vista de nuestro pueblo y en la opinión de otros pueblos. Nuestra esperanza es que el fortalecimiento de las Naciones Unidas pueda contribuir activamente a la búsqueda y el triunfo de las causas de la paz, la justicia, la libertad y la independencia. Se fortalece nuestra determinación de construir un mundo libre de colonialismo, de imperialismo, de neocolonialismo y de racismo en cada una de sus instancias, incluyendo el sionismo.
Nuestro mundo aspira a la paz, la justicia, la igualdad y la libertad. Desea que las naciones oprimidas, agobiadas bajo el peso del imperialismo, puedan ganar su libertad y su derecho a la autodeterminación. 
Espera que las relaciones entre las naciones se establezcan en base de igualdad, coexistencia pacífica, respeto mutuo en los asuntos internos de cada uno, asegurando la soberanía nacional, la independencia y la unidad territorial en el marco de la justicia y el beneficio mutuo. 
Que los lazos económicos que lo aten deben basarse en la justicia, la igualdad y el mutuo el interés. Por último aspira a dirigir sus recursos humanos contra el flagelo de la pobreza, el hambre, las enfermedades y calamidades naturales, hacia el desarrollo productivo de las capacidades científicas y técnicas para potenciar la riqueza humana, todo esto con la esperanza de reducir la disparidad entre los países en desarrollo y los países desarrollados.
 Pero todas esas aspiraciones no pueden realizarse en un mundo que es actualmente gobernado por tensión, injusticia, opresión, discriminación racial y explotación, un mundo también amenazado con la guerra sin fin, los desastres económicos, guerra y la crisis.

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Fuente: Lcdo. Richard Sellán Bajaña