julio 14, 2025
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Ciencia sin tortura

Vivimos en una época donde el conocimiento científico ha alcanzado cotas impensables. Hemos cartografiado el genoma humano, trasplantado órganos, generado inteligencia artificial y enviado robots a Marte. Y sin embargo, seguimos cometiendo uno de los actos más crueles y arcaicos de nuestra civilización: experimentar con seres vivos sintientes en laboratorios.

Ratas inmovilizadas y quemadas con sustancias químicas. Conejos cegados deliberadamente. Primates aterrorizados, inyectados, mutilados, despojados de todo contacto social. Esta no es ciencia. Esto es tortura institucionalizada con bata blanca.

Uno de los casos más escandalosos que ha expuesto esta realidad es el del laboratorio Vivotecnia, en España. Un informe con imágenes desgarradoras mostró a animales gritando de dolor, manipulados con violencia, ridiculizados por los propios técnicos que los maltrataban. Esta no fue una excepción: fue una muestra reveladora de una industria oculta tras muros, lejos de la vista pública. Y pese a las denuncias, Vivotecnia sigue operando.

En Camarles, Tarragona, España, existe una colonia de macacos destinados a la experimentación. Muchos de ellos fueron capturados en libertad, en países como Mauricio, para luego ser criados y vendidos como material experimental. Su destino: vivir entre barrotes hasta ser utilizados como modelos biológicos, ignorando su inteligencia, sus lazos afectivos y su capacidad de sufrimiento. En lugar de protegerlos como nuestros parientes evolutivos, los convertimos en herramientas de laboratorio.

Desde el Proyecto Gran Simio, se ha denunciado esta barbarie no solo en Europa, donde universidades y centros de investigación utilizan animales en condiciones lamentables, sino también en Argentina, donde PGS Argentina denunció por maltrato animal al Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC) donde han mantenido durante años a decenas de primates en sus sótanos. Hoy, la mayoría de ellos llevados a un santuario. A pesar de todo ello, el sistema anquilosado, sigue defendiendo lo indefendible.

¿Tiene sentido seguir utilizando animales en investigación? No. Ni desde la ética, ni desde la ciencia.

 Desde la ética:

  • Los animales son seres sintientes. Sufren, temen, recuerdan, se estresan y mueren. Muchos de ellos tienen estructuras emocionales y neurológicas comparables a las nuestras.
  • Ninguna sociedad que se considere justa puede justificar el dolor evitable de un inocente en nombre del progreso.
  • Como humanidad, tenemos una deuda moral con aquellos que han sido víctimas de nuestra ignorancia y arrogancia científica.

Desde la ciencia:

  • Más del 90% de los fármacos que funcionan en animales fallan en humanos en fases clínicas posteriores, según datos de la FDA.
  • Los animales no son modelos biológicos perfectos para el ser humano. Su fisiología, metabolismo, y respuestas inmunológicas son distintas.
  • La experimentación con animales ralentiza y encarece el desarrollo científico, y muchas veces ofrece resultados erróneos o irrelevantes.
  • Fuente: pressenza.com